Virgen del Prado - Descrip. del Santuario I
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Se pusieron a bordo en abril del año 1576. Llegaron a Cartagena de donde pasaron a Panamá. Allí, Poblete y familia, con la venerada imagen, embarcáronse de nuevo con dirección a Puerto Perico, grupo de las islas del Golfo de Panamá. A pocos días, aunque navegaban con viento próspero, una fuerte tempestad puso en peligro la embarcación.. Sacó Poblete su sagrada imagen e implorando todos su intercesión, al momento sobrevino la Calma. En acción de gracias no cesan las alabanzas de aquellos marineros a nuestra Virgen del Prado, la cual, de este modo, se llena de gloria a su paso por los mares del Nuevo Continente. Llegó Poblete y los suyos con la venerada imagen a la ciudad de Lima. Acompañado siempre de la imagen de la Virgen peregrina por aquellos países, y por todas partes, nuestra Excelsa Señora prodiga sus dones conquistando nuevos corazones. Al morir la esposa de Antonio Poblete, éste determina ordenarse de sacerdote. Ya presbítero fija su residencia en la ciudad de Lima, ocupando una capellanía en el Hospital de San Diego. en donde, por primera vez, recibe culto público de los limeños nuestra Virgen del Prado. Ya anciano el venerable padre Poblete de Loaísa, dona la Santa Imagen a las Madres Recoletas de la citada ciudad de Lima y en donde su hija había profesado. A su muerte fue enterrado en la capilla del citado convento, y en donde, desde hace cuatro siglos, recibe adoración nuestra Señora, Santa María del Prado. |
Descripción histórica del Santuario de Nuestra Señora del Prado. Acta de la reconstrucción de la torre. Capillas y Camarín de la Virgen. |
Los devotos aldeanos de Pozuelo Seco fueron fieles a la palabra dada a Colino. Rápidamente erigieron la primitiva Casa de su Celestial Señora. Muy modesto fue el primitivo templo de la Señora del Prado por la falta de recursos de los pozueleños, enriquecido después, a través de los siglos, con las valiosas aportaciones de sus devotos. En el año 1244, cuando fue visitada la aldea por la reina doña Berenguela y sus hijos, los reyes don Fernando y doña Juana, recibió gran impulso la fábrica de esta iglesia, gracias a la ayuda de estos regios huéspedes. Por este tiempo fue elevada a la categoría de parroquia, bajo la advocación de Santa María del Prado, nombrándose los clérigos necesarios para su servicio. Lo más antiguo que hay en Ciudad Real de arquitectura religiosa es la puerta principal de la iglesia del Prado de la calle de los Reyes. Esta portada, último resto de la iglesia primitiva, es de las postrimerías del siglo XIII. Tiene un arco apuntado, otras dos resaltados y con ligeras reminiscencias del arte bizantino. Los arqueólogos hacen notar que alguna vez fue desguazada y vuelta a montar, y tal vez no lo fuera en el mismo sitio, como indica algún error cometido en el nuevo montaje de sus dovelas. Don Rafael Ramírez de Arellano, célebre arqueólogo, en su obra titulada: "Ciudad Real Artística" publicada en 1893, describe con todo detalle el Templo de Nuestra Señora, tal como él lo pudo observar a finales del siglo pasado. Empieza por la descripción del imafronte, consignando que, además de la puerta (le la calle de los Reyes, ya descrita, existe una claraboya de rosetones lobulados pertenecientes al siglo XIV. Y no habiendo en el muro huellas de dos construcciones distintas, supone el señor de Arellano que el desguazamiento del arco y la construcción de la claraboya pertenece a un mismo período, o lo que es lo mismo, que en el lugar del templo actual hubo tres: uno primitivo, al que corresponde la puerta en su primer estado, un segundo templo, al que pertenecieron la (puerta desmontada y vuelta a montar y el rosetón; y un tercero, el actual, en el que se respetó el imafronte del segundo, sin hacer otra cosa que voltear un gran arco, que se ve sobre el rosetón, y elevar los muros hasta la altura actual. El imafronte no tiene nada de particular más que cuatro robustos botareles, hechos en el siglo XVII, para fortificar la fábrica que ya estaba ruinosa, cuyas obras de estribos y contrafuertes, según asegura don Inocente Hervás, en su "Diccionario", se contrató por la Iglesia con el maestro cantero, Ignacio Vélez Calderón, en julio del 1561. |